Primera Perseverancia Hno Saul – Noviembre 2023

PRIMERA PERSEVERANCIA DE HNO. SAÚL CASTILLO

Lurín, 01 de noviembre de 2023
Solemnidad de Todos los Santos

Querido Hno. Saúl:
Luego de medio año desde que ingresaste al noviciado, te encuentras ahora aquí, junto a todos los hermanos reunidos en esta sala capitular, para acompañarte en tu respuesta al Señor que tú realizas y, contigo, todos los que caminamos en el mismo deseo de perseverar. La comunidad te acompaña en este deseo de servir al Señor y buscarlo solo a Él.

Como escuchamos en el retiro anual, la semana pasada, tu entrega debe partir desde la experiencia cristocentrica: estar con-clavado con Cristo, a los pies del Crucificado, con-resucitado con Cristo, es decir, aprender a amar porque la cruz siginificó la expresión del máximo amor y que por ese mismo amor nos salvó al resucitar. La perseverancia que realizas hoy es finalmente a amar, al amor mismo, a perseverar en tu deseo de servir al Señor quien te llamó un día y para siempre. 

El capítulo 58 (RB) nos dice: sobre el novicio: “Se observará si de veras busca a Dios, si se interesa por el Oficio Divino, es obediente y sufrido en las humillaciones. Adviértasele lo duro y áspero que es el camino hacia Dios. Si promete decididamente perseverar, pasados dos meses, se le leerá por orden esta regla y se le dirá: «Esta es la ley bajo la que quieres militar. Si puedes observarla, entra. Pero, si no puedes, vete con libertad». Si se mantiene firme, le llevarán al dicho noviciado y de nuevo se pondrá a prueba su paciencia. Pasados seis meses, léasele otra vez la regla para que sepa a qué viene. “

La Regla en el monasterio se lee tres veces al año cada cuatro meses.
Nadie aquí puede negar haber escuchado lo que se nos menciona acerca de una vida evangélica vivida por medio de la Regla. Es para todos una llamada de atención para volver a escuchar sobre el vivir una vida desde los votos. Para ti, Hermano Saúl, es una repetición de lo que ya se te ha dicho antes para revisar aspectos importantes de una vida consagrada.
Si de verdad quieres continuar, es importante escuchar atentamente lo que el Señor te va diciendo, no solamente desde la Regla, sino desde la lectio divina, desde el Oficio Divino, desde la Eucaristía, desde tu formador, desde la comunidad, desde las circunstancias que se te presenten para escuchar mejor a Dios, para amar con el amor de Dios. Es a todo esto que pides perseverancia.
Al hablar de perseverancia, hablamos también de permanencia y persistencia a pesar de todos los obstáculos y desalientos que se pueda encontrar en el camino. El Señor nos habla en Evangelio de permanecer en su amor (Jn 15,9-11): “Como el Padre os ha amado, así los he amado yo; permanecen en mi amor”. Vemos que la llamada a permanecer se desprende de la íntima relación de Dios y con Dios. La persistencia es importante para todos, hermano Saúl, porque te dará firmeza y confianza en tu vocación. Al pedir a Dios perseverancia por medio de la comunidad aquí reunida, implícitamente estas pidiendo continuar, proseguir y levantarte buscando un objetivo final: que es Dios mismo.
Si preguntas, quién es perseverante hoy en día, encontrarás en la sociedad personas y situaciones que no han perseverado. Matrimonios quebrados, guerras civiles, partidos políticos que ya no existen.
Justamente se pide la perseverancia porque estamos a merced de la gracia de Dios de mantenernos fieles a la vocación que el mismo Señor nos llama a vivir. No podemos estar seguros de conseguirlo todo por nuestras propias fuerzas. Si bien es cierto que muchas personas te han ayudado en la vida para discernir tu vocación y otras encontrarás luego en el mismo camino, es finalmente Dios quien hace crecer la semilla sembrada en tu corazón. Es en Dios quien debes pedir el auxilio para permanecer.
En este camino necesitas pedir la paciencia para vencer las dificultades y obstáculos. Esto te digo: que para perseverar hay que ser personas resilentes. Esto es, tener la habilidad de salir adelante y más fortalecido después de una crisis o una dificultad. Dios te da la capacidad de amortiguar los golpes que da la vida y continuar el camino desde la experiencia del mismo Señor. Jesús, a pesar de ser acusado y atacado por las autoridades de su tiempo, supo continuar el camino según la Voluntad de Dios. Ser resilente es amortiguar los ataques del maligno con el escudo de Cristo y de su Santo Espíritu. Por eso, hermano Saúl, te animo a disfrutar de este hermoso camino que el Señor te muestra.
Normalmente se dice que el noviciado es la etapa más bonita que perdura para toda la vida. Aprovecha este tiempo para meditar e imprímele pasión a todo lo que realices para que el trayecto hacia el propósito final sea más llevadero y provechoso. Estamos llamados a ser para Dios. Nunca pierdas tus ideales aunque no se cumplan siempre. El último ideal es ser para Dios y que cada cosa que hagas, grande o pequeña, sea siempre glorificado el Señor; ten esto siempre presente. Te invito a nunca dejar de soñar, porque cuando dejas de soñar se esfuman los ideales, se apaga la esperanza, pierdes poco a poco la vida.
Entusiásmate con cada cosa que te ocurra. Persevera en una gran actitud de amor y de servicio.

P. Alex Echeandía, OSB