Monjes Benedictinos
A partir del siglo III, algunos cristianos comenzaron a retirarse al desierto para escuchar a Dios en la soledad y el silencio. En el siglo VI san Benito de Nursia elaboró su Regla, caracterizada por el equilibrio entre la oración personal y comunitaria, el trabajo manual y la lectura orante de la Sagrada Escritura; comenzando así, la vida de los monjes benedictinos. Con el correr de los siglos los hijos de san Benito extendieron su Regla por todo el mundo y se fueron agrupando en Congregaciones, las que en su conjunto conforman la Orden Benedictina, canónicamente denominada Confederación Benedictina
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La Abadía de Belmont, que pertenece a la Congregación Benedictina Inglesa, establece en 1981 una pequeña Comunidad de monjes en tierra piurana, a pedido de Monseñor Fernando Vargas. Cinco años más tarde, en 1986, abre sus puertas como un Priorato Dependiente el Monasterio de la Encarnación en el Sector 8.4 de la Colonización de San Lorenzo (Tambogrande), bajo la dirección de Dom Pablo Stonham, establecido como prior del monasterio a lo largo de veinte arduos y perseverantes años.
Buscando mejores tierras para la agricultura y centros de formación para la joven comunidad de seis miembros, acogen en el año 2003 la invitación del Obispo de Lurín, Monseñor José Ramón Gurruchaga, siendo recibidos en el año 2006 por su sucesor Monseñor Carlos García, instalándose como un oasis de paz en el hermoso valle de Pachacámac, allí donde las cerros andinos comienzan y se elevan al cielo para alabar todos juntos al Altísimo.